¿Orar?, ese verbo lo dais a medida. Yo ya di demasiado; lo breve sé raro.

“ Él, raro. Vedle, sí, es artero, ¿nazi?, ¡tamaña mitra usa ese Papa! Pese a su artimaña” – matiza- “no retraséis el devorarle.”

¿Naves a Rapanuí? Ni una para, se van.

Siete millas:

Amor a siete millas: 
“Amada, tu misiva olí, 
me transmutó el yo. 
Hoy leo tu ‘msn’. ¿Arte? Mi loa vi, sí, mutada… 
mas allí metéis aroma”.

Ser, ama, será más alevosa la sal. Sí, ésa lo secó. Refleja, bajel, feroces olas, e islas, alas o velas, amares... a mares. 

De cera pasada, hedor; ocre, su tono repele, pero no tu ser. Coro de hadas, ¡apareced! 

"Oigo… le leo… le vería"– leyó; y el aire veló el elogio. 

Eva ya ve un ave,

Una ve… un ave.

Lee, se va, ¿la ve?,

Se eleva, nueva,

nueva, nueva, 
                        ya ve.

Sé ver, usar esa mirada; con ella lleno cada rima, ¿será su revés?

Arde mi ser, es ola, yedra,

y yo he de ser ese de hoy,

y arde, ya lo seré si medra.